Este libro, que no esta a la venta, pues venía como regalo de otro que compré, es un conjunto de las curiosidades que Henry James anotaba en sus Notebook.
Solo voy a destacar dos de sus anotaciones que me llamaron la atención:
- "De nada de valor se hace en arte o en literatura a menos que uno tenga ciertas ideas generales, y si las tiene, y le sirven de impulso y de sostén, lo último por lo que ha de preocuparse serán esas tonterías y vulgaridades (las reseñas injuriosas en los periódicos)".
- "Serle fiel: aspirar a lo perfecto, lo maduro, lo único y mejor; seguir adelante, a la claridad de la luz propia, con paciencia, valor y continuidad, vivir apoyado en el esfuerzo y la mira elevada, verse justificado —¡y con qué grandeza!— a su debido tiempo: no existe ninguna otra lección que para mí pueda contar. Vagas y débiles son estas palabras, pero la experiencia y el empeño son de oro fundido y de diamante. El consuelo, la dignidad, la dicha de vivir radican en que esas caídas y desalientos, depresiones y tinieblas se presentan únicamente cuando uno prescinde —prescinde, quiero decir, del luminoso paraíso del arte. Tan pronto como vuelvo a entrar en él —no bien cruzo el umbral querido, me encuentro en la alta cámara, en los divinos jardines—, todo el reino se ensancha a mi alrededor una vez más, el aire de la vida me llena los pulmones, la luz de la realización centellea por todas partes, y puedo creer, ver, hacer".
Solo voy a destacar dos de sus anotaciones que me llamaron la atención:
- "De nada de valor se hace en arte o en literatura a menos que uno tenga ciertas ideas generales, y si las tiene, y le sirven de impulso y de sostén, lo último por lo que ha de preocuparse serán esas tonterías y vulgaridades (las reseñas injuriosas en los periódicos)".
- "Serle fiel: aspirar a lo perfecto, lo maduro, lo único y mejor; seguir adelante, a la claridad de la luz propia, con paciencia, valor y continuidad, vivir apoyado en el esfuerzo y la mira elevada, verse justificado —¡y con qué grandeza!— a su debido tiempo: no existe ninguna otra lección que para mí pueda contar. Vagas y débiles son estas palabras, pero la experiencia y el empeño son de oro fundido y de diamante. El consuelo, la dignidad, la dicha de vivir radican en que esas caídas y desalientos, depresiones y tinieblas se presentan únicamente cuando uno prescinde —prescinde, quiero decir, del luminoso paraíso del arte. Tan pronto como vuelvo a entrar en él —no bien cruzo el umbral querido, me encuentro en la alta cámara, en los divinos jardines—, todo el reino se ensancha a mi alrededor una vez más, el aire de la vida me llena los pulmones, la luz de la realización centellea por todas partes, y puedo creer, ver, hacer".
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