Submarino es otra de esas películas que la mayoría de vosotros ni habrá visto, ni siquiera habrá oído hablar de ella aun siendo una de las mejores películas en 2010.
En "Submarino" Thomas Vinterberg vuelve a sumergirse, nunca mejor dicho, en uno de los temas que más alegrías cinematográficas le ha dado: la familia y escarbar en la naturaleza humana. Esta es una obra apabullante y de gran calado, donde encuentras el asesinato, las muertes naturales, la soledad, la drogadicción, el suicidio, el alcoholismo, los fracasos sentimentales y las enfermedades mentales.
Partiendo del pesimismo consigue transmitir esperanza.
Utilizando saltos en el tiempo y narración no lineal, Submarino nos cuenta la historia de Nick y su hermano, dos hombres en la treintena que vivieron una niñez turbulenta en un ambiente deplorable. Ambos tampoco tienen un presente muy esperanzador y ninguno de ellos parece llevar una existencia feliz. Nick acaba de salir de la cárcel y sólo piensa en ponerse en forma y beber, entre la tristeza, la rabia y la redención, mientras que su hermano es un padre viudo que sólo tiene dos obsesiones: cuidar de su hijo pequeño y meterse su chute diario de heroína.
Es un drama sin concesiones: duro, triste, sucio, repugnante, desolador y muy espiritual.
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