lunes, 15 de agosto de 2016

FRAGMENTOS DE UN CUADERNO MANCHADO DE VINO - CHARLES BUKOWSKI


Hay muchas cosas que no me gustan. Bueno, voy a ser mas explícito, hay cosas que odio. Una de ellas es ir a comprar a los grandes centros comerciales. Y si vas con la familia es para suicidarte directamente. Mi único consuelo es meterme en una librería y ojear todo lo que por allí encuentro. 
Hace unos años en una de esas huidas a la tienda de libros para poder respirar, me metí en la FNAC y me puse a ver libros. Yo digo que muchas veces tu no eres el que eliges comprar las cosas, si no que son ellas las que te eligen a ti. Este es uno de esos casos. Vi esa foto en el libro -a mi hija le da miedo- y el título "Fragmentos de un cuaderno manchado de vino" y me dije: "esto debe de ser raro, raro". Charles Bukowski, ni idea de quien era ese escritor. Pase a leer la contraportada: 
"A su muerte en 1994, Charles Bukowski dejó en su estela medio centenar de libros,... Aquí se reúnen treinta y seis piezas que, a decir de John Martin, su editor desde la década de los sesenta, constituyen «el eslabón perdido en la obra de Bukowski que de súbito hace que todo adquiera sentido». ... su peculiar forma de escribir, a caballo entre la autobiografía y la ficción,... Eso nos permite constatar cómo, tras la deliberada pose de malditismo y rechazo por la alta cultura, hay en Bukowski un notable bagaje literario y musical.... Este libro puede ser una espléndida puerta de entrada al universo de Bukowski o también un rotundo colofón para sus lectores. «Suculento y excelente volumen. Tres lustros después de su muerte, su obra sigue plenamente vigente» (Jordi Planas, Ruta 66). «Un ser excepcional, el único autor de culto a ras de suelo» (Toni Montesinos. La Razón). Charles Bukowski (1920- 1994) fue el último escritor «maldito» de la literatura norteamericana. En Anagrama se han publicado sus seis novelas Cartero, Factotum, Mujeres, La senda del perdedor, Hollywood y Pulp, seis libros de relatos, Erecciones, eyaculaciones, exhibiciones, La máquina de follar, Escritos de un viejo indecente, Se busca una mujer, Música de cañeríasHijo de Satanás, los libros autobiográficos Peleando a la contra y Shakespeare nunca lo hizo, los diarios de El capitán salió a comer y los marineros tomaron el barco, el libro de entrevistas con Fernanda Pivano Lo que mas me gusta es rascarme los sobacos y los textos reunidos en Fragmentos de un cuaderno manchado de vino y Ausencia del héroe". 

Esto parece que pintaba bien. Por lo que cogí dos libros, uno para mi amigo Eduard y otro para mi.  -por cierto Eduard,  ¿te has leído ya este libro?-. Compré otros libros y cuando llegué a casa lo dejé en la cabecera de la cama.

Hace unas semanas con unos amigos discutíamos sobre misantropía y después de que se fueran estuve buceando por internet para ver artículos, citas,... relacionados con la misantropía. Encontré dos citas de un tal Charles Bukowski:

"Los mejores inventos del hombre son la cama y la bomba atómica: el primero te aísla y el segundo te ayuda a escapar".

"El mejor lector y el mejor humano son los que me recompensan con su ausencia".

Y me dije. "Joder a éste hijo puta le he visto antes". Me puse a rebuscar por los libros del cabecero de la cama y ahí  estaba: "Fragmentos de un cuaderno manchado de vino" de Charles Bukowski. Y así conocí a este escritor misántropo, misógino, alcohólico, melómano clásico, excéntrico, putero,... al que es considerado uno de los escritores más influyentes y símbolo del "realismo sucio" y la literatura independiente.


Del libro en sí podía decir mil cosas y colgar decenas de citas que he subrayado -sí, yo subrayo los libros y al final hago un comentario de cada uno de ellos en la última pagina-. Me ha encantado hasta el punto que me gustaría habérmelo leído de nuevo nada más acabarlo. Dice verdades como puños. Pero no me aguanto de poner un texto que sale al comienzo de una de las partes del libro titulada: UN DELIRANTE ENSAYO SOBRE LA POÉTICA Y LA CONDENADA VIDA ESCRITO MIENTRAS BEBÍA MEDIA DOCENA DE LATAS DE CERVEZA (ALTAS).


"...Lo mejor era que el sol me diera en el cuello y entonces soñar y dormitar e intentar no pensar en alquiler y comida y América y responsabilidad. El que fuera o no un genio no me preocupaba tanto como el hecho de que sencillamente no quería formar parte de nada. El impulso animal y la energía de mis semejantes me pasmaba: que un hombre fuera capaz de cambiar neumáticos el día entero o conducir una camioneta de helados o presentarse al Congreso o abrirle las entrañas a un hombre en operación quirúrgica o asesinato, todo eso me superaba. No quería empezar. Sigo sin querer. Cualquier día que pudiera estafarle a este sistema de vida me parecía una buena victoria. Bebía vino y dormía en parques y me moría de hambre. El suicidio era mi mejor arma. Pensar en ello me daba cierta paz; la noción de que la jaula no estaba cerrada por completo en realidad me daba un poco de fuerza para permanecer dentro de la jaula".




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