miércoles, 18 de junio de 2008

MEMORIAS DE ADRIANO - MARGUERITE YOURCENAR

Rara es la ocasión que leo una biografía y más aún si se trata de un personaje de hace casi 19 siglos. Mi médico de cabecera y buen amigo Alberto Aulet. -ver entrada del 25/11/2007- insistió en su recomendación hasta que decidí comprar el libro.
Sinceramente es uno de los mejores que he leído en mi vida y de los que más me ha sorprendido. Aún estoy perplejo y atónito ante el poder visionario de Adriano. Un hombre que en el siglo II y con 40 años tenía conocimientos tan profundos y claros sobre temas políticos, asuntos sociales o temas militares, me es desde luego del todo sorprendente. Por ejemplo él ya en esa época estuvo totalmente involucrado en medio del problema Árabe-israelí y también problema romano pues estaban en guerra las tres partes, siendo él el que borró del mapa a Judea y el que la renombró como Palestina e hizo comentarios lapidarios como "Si dieciséis años de reinado de un príncipe apasionado por la paz culmina con la campaña de Palestina, las perspectivas pacíficas del mundo del futuro no se presentan muy favorables".

Destaco también algunos de los muchos comentarios que he subrayado en el libro, los siguientes:

"Dudo de que toda la filosofía de este mundo consiga suprimir la esclavitud; a lo sumo le cambiaran el nombre. Soy capaz de imaginar formas de servidumbre peores que las nuestras, por más insidiosas, sea que se logre transformar a los hombres en máquinas estúpidas y satisfechas, creídas de su libertad en pleno sometimiento, sea fomente en ellos un gusto por el trabajo tan violento como la pasión de la guerra entre las razas bárbaras".

"La situación de las mujeres se ve determinada por extrañas condiciones: sometidas y protegidas a la vez, débiles y todopoderosas, son demasiado despreciadas y demasiado respetadas. En este caos de hábitos contradictorios, lo social se superpone a lo natural y no es fácil distinguirlos".

"Somos funcionarios del Estado, no Césares".

Esta última para recordársela a algún político. Lo dicho, un visionario.

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